Caminando triste un día...
por el bosque, un día...
cansada ya de la vida…
buscando una respuesta,
me detuve un momento,
cerré mis ojos… lloraba.
Y he aquí que escuché
el trinar de las aves,
el susurro del viento,
el canto de los árboles,
el vuelo de una mariposa,
y el salto de un grillo.
Sintiendo la caricia del viento
abrí nuevamente mis ojos
y fue para mí una sorpresa
porque inesperadamente,
el bosque vacío en que me encontraba
había desaparecido,
y en su lugar entonces estaba
un mágico paisaje con olor a vida,
con olor a esperanza.
(no mires la vida con tus ojos terrenales, mírala con los ojos del alma. Deja fluir en tí suavemente la vida, y goza cada momento con que el Señor te bendice)
MorphoAC
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¡Qué hermosa poesía!
ResponderEliminarMe place saber que escribe, Ana. Compartimos este arte.¡Son encantadores sus versos!
Un gran abrazo.